Hace algunos meses, la empresa decidió finalizar el contrato de interinidad de uno de nuestros afiliados de una forma “irregular”. Dicho compañero se vio obligado a interponer una denuncia que ha sido resuelta hace pocos días con una sentencia contra la FTR. La empresa ha sido condenada a readmitirle o a indemnizarle por despido improcedente y ha elegido indemnizarle. Se ve que es fácil sufragar abusos de este tipo con dinero de bolsillos ajenos. Ahora la Fundación nos dice que está pendiente de que las Administraciones concedan un montón de plazas, porque hay evidentes carencias estructurales de personal en el teatro, también en la sección en la que nuestro compañero injustamente despedido estaba desarrollando su trabajo. La FTR reconoce que necesita cubrir puestos en ese departamento, pero antes que hacerlo con alguien dispuesto a defenderse, prefiere pagar por su despido improcedente. Qué gran burla y qué gran vergüenza.
Hablamos de un buen profesional, alguien que a sus 50 años y con 2 hijos continúa de eventual, y que se ha visto forzado a recurrir a los tribunales para poder hacer valer los derechos que esta Fundación le ha negado. El trabajador sumaba 10 contratos en los últimos 4 años. En la sentencia la jueza argumenta que existe una unidad de vínculo laboral entre todos esos contratos, aunque algunos eran por obra y servicio y otros por sustitución de personal en situación de IT. Esa concatenación de contratos, según la sentencia, corresponde a una necesidad estructural y no temporal, por lo que su contrato debería haber sido indefinido y por eso el despido es improcedente. Como la FTR no ha recurrido eso es ya un hecho probado, así que se abre una puerta para que más personas puedan reclamar su puesto por vía judicial. Haremos las oportunas consultas a nuestra asesoría jurídica.
Aprovechamos para informar que desde la CGT hemos dado preaviso de celebración de elecciones a comité de empresa en el centro, ya ha pasado el periodo acordado de 4 años y toca renovar cargos. Animamos a toda la plantilla a participar en este proceso que debe servir para fortalecernos como colectivo frente a los abusos empresariales.