Se ha ido un ser gris y mediocre pero muy violento, que se dedicó como actividad profesional a torturar a quienes intentaban horadar el régimen franquista tras más de 3 décadas de dictadura. Se ha ido alguien, que como se ha demostrado en la actualidad, estaba protegido por el Estado por los “buenos servicios” realizados. De ahí las medallas que engordaban su ego y su pensión de funcionario de las fuerzas represivas. Por eso, ni con un Gobierno “progresista” en el que se encuentran declarados enemigos la impunidad franquista, ha sido público el expediente de oro de este criminal ni retiradas las medallas que consiguió por torturar.
Hoy es un día muy triste para la justicia. Se ha muerto un imputado en un proceso de derechos humanos sin haberse realizado una investigación correcta sobre los delitos cometidos por González Pacheco y otros, por las trabas que ha puesto el mismo sistema judicial y el gobierno. Y así, las querellas interpuestas contra él también mueren al decaer la responsabilidad penal. Pero no así las causas contra el franquismo que mantienen vivas las víctimas. Primero porque la estrategia de persecución a los antifranquistas no se le ocurrió a Antonio González Pacheco, por muy sádico y enfermo que estuviera. Las torturas infligidas a las personas que militaban en agrupaciones y asociaciones contra la dictadura y por la libertad estaban ordenas por el sistema represivo del régimen franquista en un plan sistemático y organizado para debilitar la oposición al caudillo. Así, junto con Pacheco (que ha sido el más conocido por su exhibicionismo natural), hay más policías denunciados en las querellas presentadas en los Juzgados de Plaza de Castilla. Por eso, no pueden terminar los procesos abiertos en los que Billy el Niño sea uno de los acusados. Y, además, las víctimas de las torturas y quienes les apoyamos en esta lucha no vamos a parar hasta que se haga Justicia y se declaren delitos de Estado aquellas torturas cometidas para blindar el régimen del dictador. A pesar de sus palizas, las ideas de quienes lucharon contra Franco no se han visto resentidas sino que han sido fortalecidas, y con la comunidad lograda con la Querella Argentina la red se ha hecho más extensa.
CGT solo lamenta que haya sido el “coronavirus” y no los tribunales los que hayan hecho justicia con la vida de este lamentable sujeto que disfrutaba produciendo dolor físico y psíquico en sus víctimas, y que nunca ha mostrado el menor arrepentimiento por los crímenes cometidos. Pero lo más indignante es la impunidad que siguen disfrutando personajes como González Pacheco.
Sabemos que el franquismo no ha muerto.
LA ÚLTIMA HUÍDA DE UN CANALLA