Madrid, 28 de noviembre de 2022
Cultura pretende perpetrar otro intento de privatización encubierta del INAEM. Uno de los modelos barajados sería mediante una nueva Fundación, que como siempre supondría una mayor opacidad, junto a una pérdida de derechos y una merma de condiciones para las plantillas. Por no hablar del impacto que puede llegar a tener en el importe de las localidades. Sin que todavía se haya resuelto el farragoso proceso de la OEP 2018, que originó una enorme pelea colectiva y que ha obligado a muchas personas a intentar obtener títulos y cualificaciones tras años de vida laboral, esta nueva maniobra ahonda en el enfado generalizado hacia una institución que mantiene desde hace años una tasa de eventualidad desorbitada.
El centro cultural Daoiz y Velarde, comprometido con Madrid Destino desde 2015, ha sido cedido a la Fundación del Teatro Real de un modo absolutamente irregular, sin pasar siquiera por concurso público. El lugar había acogido hasta ahora actividades vecinales que ya no podrán desarrollarse porque el resto del espacio va a quedar para hacer negocios en favor de ambas entidades. No existe un proyecto cultural para el Daoiz y Velarde por parte del Real, allí se van a representar los mismos espectáculos que se han dado hasta ahora en sus propias instalaciones. A la FTR le saldrá gratis el espacio y su mantenimiento, a costa de la descapitalización de la empresa municipal encargada de la gestión directa, esto es Madrid Destino. El Real también quiere hacer caja precarizando a su plantilla al contratar bajo el convenio sectorial madrileño, que impone unas condiciones bastante peores que las recogidas en su propio convenio colectivo. La Fundación además pretende incumplir el convenio a que quiere acogerse, al intentar formar una plantilla que fusione todas las profesiones para que todo el mundo realice todo tipo de labores, algo que el referido convenio sectorial tampoco contempla en absoluto.
En CGT nos suenan todas las alarmas por este nuevo ataque hacia la cultura pública, que defenderemos en los juzgados y en las calles haciendo todo el ruido que haga falta. No podemos consentir que el INAEM siga siendo expoliado y sus plantillas atacadas. No podemos dejar sin denunciar el desvío de fondos públicos que supone la cesión del centro cultural Daoiz y Velarde hacia una entidad sobradamente favorecida, en perjuicio de proyectos sociales y culturales mucho más necesitados. También en cultura lo público se debe quedar en lo público, en lo común.
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